Un día te despiertas y no puedes más, las lágrimas caen solas y es que no te puedes controlar y te das cuenta de lo que en realidad pasa...
Pasa que ya no eres fuerte, que se te ha ido la ilusión, que te das cuenta que te habías aferrado a un motivo de felicidad que ya no esta y al darte cuenta de esto boom! Sientes como el alma se te destroza... Se rompe en mil pedazos y el llanto es lo único que queda.
Dicen que somos la única especie capaz de tropezar más de 3 veces con la misma piedra y así es, nos pueden decir que estamos actuando mal, que no nos conviene, que terminaremos haciéndonos daño, pero aún así nosotros vamos a por ese objetivo sin importarnos nada.
Lo peor de esto es que cuando te pasa no sabes que hacer, sólo lloras y pides, deseas, gritas que quieres que esto pase rápido, porque no aguantas, no aguantas el sentir cómo se te destroza el alma, los sueños, la ilusión, no soportas ese dolor en el pecho que no te deja respirar que te hace sentir tan débil y sin fuerzas de salir de ese dolor y para rematar todo va conectado, la cabeza el corazón y el estómago... si, empiezas por no dejar de pensar, te rompes la cabeza con la misma idea, con los mismos pensamientos, qué hubiese pasado si...?, luego el corazón que no para de sentir, de mezclar más de un sentimiento como si no tuviese suficiente trabajo con bombear la sangre... Y todo esto conecta con el sistema nervioso y el estómago, no paras de temblar, de llorar, de sentir ansiedad e inseguridad y se te va el apetito, no puedes comer por más que lo intentes se te van las ganas de todo, porque en realidad sólo tienes ganas de una cosa y es justamente esa que te tiene así de mal...
Pero aquí no termina todo... Porque aún así recapacitemos, nos demos cuenta del daño que nos hacemos, de lo mal que lo pasamos, somos tan inteligentes que en el fondo sabemos que lo volveríamos a hacer, si! Volvería a darlo todo, a tropezar, a luchar y pasarnos los consejos, las opiniones y las experiencias vividas por el forro de...
Vida sólo hay una y hay que vivirla, pero en días como estos... No sabemos ni que queremos.
Kat.
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